Según Sharon Sha, catedrática de Neurología en la Universidad de Stanford, los olvidos temporales son más comunes de lo que se piensa, pero ciertos puntos deben ser tenidos en cuenta y no deben pasar inadvertidos. Entre estos problemas de memoria, la especialista señala a aquellos que suelen generar la frase: “¿Qué iba a hacer?”
Hábitos que afectan la memoria a medida que envejecemosCuando nos olvidamos de información que acabamos de aprender o de pensamientos que acabamos de tener, suele ser porque nuestro cerebro no los guardó como recuerdos a largo plazo, explica Sha.
Por su parte, el catedrático de Psicología de la Universidad de Chicago, David Gallo, señala que en la vida cotidiana el cerebro almacena información en un estado temporal denominado memoria de trabajo: mantener una conversación telefónica mientras se prepara una receta para cocinar, por ejemplo, significa malabarear varias tareas a la vez en la memoria de trabajo.
La mayoría de la gente solo puede retener cuatro o cinco pensamientos o tareas a la vez en su memoria de trabajo, señaló Gallo. Pero a menos que esos pensamientos pasen por un proceso cerebral llamado codificación, no se guardarán en la memoria a largo plazo de manera permanente.
El proceso de codificación consiste en crear conexiones significativas entre las neuronas y requiere una amplia memoria de trabajo. Por eso, si estás ocupado pensando en cómo presentarte con alguien nuevo o decidiendo lo que vas a decir a continuación, tu cerebro no va a codificar cierta información, como el nuevo nombre que oíste, y lo olvidarás con rapidez.
Hábitos que nos ayudan a recordar las cosas
A veces es fácil recordar la información. Por ejemplo, si sentís una emoción fuerte, como miedo o trauma, en el momento en que te enterás de algo, es más probable que lo recordés más tarde. Esto explica por qué muchas personas recuerdan exactamente dónde estaban el 11 de septiembre, comentó Sha.
Pero existen otros trucos y tácticas, según los expertos, que pueden ayudarnos a guardar recuerdos a largo plazo.
- Repetí y declamá: repetir la información, sobre todo de maneras diferentes, ayuda a almacenar memoria, comentó Ronald Davis, profesor de Neurociencia en la Universidad de Florida. Cuando oímos, vemos, recitamos en voz alta o escribimos una palabra, tenemos varias oportunidades de codificarla a través de distintas vías cerebrales. Otros estudios también dan a entender que escribir información nueva a mano —ya sea en papel o en una tableta con un lápiz digital— puede activar más partes del cerebro que teclear, ya que refuerza aún más nuestros recuerdos. Cuantas más veces repitamos algo, más probabilidades tendremos de recordarlo, añadió Davis.
- Dale un significado a las cosas: recordar información arbitraria puede ser especialmente difícil, dijo Reder. De ahí que a veces es más fácil recordar nombres relacionados con determinadas características o cualidades. Por ejemplo, podríamos recordar a un perro llamado Rusty si tuviera el pelo de color rojizo, como óxido, rust en inglés. “Si conocés a alguien que se llama Michelle y es de Florida, puedes imaginarte una playa de Florida con una concha marina, que, en inglés, suena como Michelle”, explicó Gallo. “Ahora puedes asociar ese nombre a un contexto, una imagen visual y una rima”.
- Cantá: del mismo modo, Sha afirmó que recordar puede ser más fácil cuando la información está acompañada de melodías. Así, por ejemplo, podemos recordar una melodía publicitaria, aunque sea de un producto que nunca compraríamos. Los neurocientíficos aún no saben por qué la música ayuda, pero Sha indicó que “etiquetar” los recuerdos con melodías puede llevarlos a distintas partes del cerebro, lo que aumenta las probabilidades de que se queden grabados.
- Creá una clave visual o emocional: si querés acordarte de realizar una tarea concreta, Sha dice que a veces ayuda imaginarte a vos mismo haciéndola o pensar en cómo esta hará sentir a alguien más. Si tenés que comprar un regalo para tu hija, por ejemplo, podés imaginarte comprando el artículo o imaginar lo feliz que se sentirá cuando abra el regalo.
- Priorizá el sueño y el ejercicio: como ocurre con muchas cosas en la vida, es más difícil codificar información nueva cuando no se ha dormido, dijo Gallo, por lo que es crucial descansar lo suficiente. Según los expertos, la actividad física cotidiana, como el ejercicio aeróbico, el levantamiento de pesas, los estiramientos o incluso los paseos cortos, también pueden mejorar la memoria, tanto a corto como a largo plazo. Mantener sano el corazón mediante el ejercicio ayuda a mantener sano el cerebro, sostuvo Gallo. “Esto puede ayudarte a envejecer con gracia y a mantener tu memoria activa de manera óptima en cualquier etapa de la vida”.